Circular 2024.14 - La importancia de la oración a Dios
Tópicos de Enseñanzas - RGE 2024 - La importancia de la oración a Dios
31 de marzo de 2024
Publicado en 22 de septiembre de 2024
Queridos hermanos,
La Paz de Dios.
La oración a Dios es un diálogo entre el cristiano y el Dios Altísimo, y debe elevarse siempre a Dios, en el nombre y mérito de nuestro Señor Jesucristo. Se trata de una actividad fundamental en la vida del creyente, y las recomendaciones contenidas en las sagradas escrituras al respecto son variadas y están en todo el texto bíblico.
Un auténtico cristiano no puede vivir sin mantener una práctica de oración constante, pues a través de ella adoramos a Dios, le agradecemos las bendiciones y favores recibidos y le rogamos perdón por nuestros pecados. Además, orando podremos fortalecer nuestra relación con Dios en busca de la santificación personal.
Por nuestras súplicas, disminuiremos nuestros temores y ansiedades (Flp. 4;6); afirmaremos nuestra devoción a Él, rogaremos pidiendo auxilio tanto para nosotros como para otras personas, porque los oídos del Señor están atentos a nuestras súplicas, como se lee:
“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones:.” (1 Ped. 3:12)
Hemos de perseverar en esta bendita práctica, la orden es:
“Perseverad en oración, velando en ella con acción de gracias;” (Col. 4:2)
Y debemos orar siempre que sea posible:
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación por todos los santos,” (Efe. 6:18)
“Orad sin cesar.” (1Tes. 5:17)
Por la oración, podremos legítimamente ejercer un combate espiritual:
“Pero ruego os, hermanos, por el Señor nuestro Jesucristo, y por la caridad del Espíritu, que me ayudéis con oraciones por mí a Dios,” (Rom. 15:30)
Por ella, podremos practicar intercesiones:
“Porque sé que esto se me volverá en salvación, por vuestra oración, y por la suministración del Espíritu de Jesucristo;” (Fil. 1:19)
Por ella, podremos ejercitar nuestra pureza espiritual:
“Porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.” (1Tim. 4:5)
Al dedicarnos a la oración, podremos evitar caer en tentación:
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está pronto, mas la carne enferma.” (Mar. 14:38)
Además, por la oración, podremos alcanzar favores del Eterno:
“Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanos; la oración del justo, hecha eficazmente, puede mucho.” (Jac. 5:16)
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (Juan 14:13 y 14)
Así como, por la oración, podemos establecer comunión con Dios:
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones.” (Hechos 2:42)
Como ves, la oración puede resultar muy eficaz. Por eso animamos a nuestra querida hermandad a orar a menudo, tanto individualmente como en familia, porque esta práctica es muy saludable y espiritualmenterecomendable. La oración en familia producirá muchos frutos en la relación conyugal, además de ser una bendición para todos los hijos, enseñándoles a tener el corazón vuelto hacia Dios.
La oración debe ser movida e inspirada por el Espíritu Santo, sin exceso de preocupación con sus formas o con grandeza de palabras.
Acerca de la oración del Padrenuestro (Mt 6:9 a 13), cabe una breve explicación: fue enseñada a los discípulos por el Señor Jesús y contiene las instrucciones generales que instruyen a los cristianos en los fundamentos de una perfecta oración.
Ciertamente, Dios aceptará todos los clamores y las oraciones nacidas de un corazón sincero y elevadas a Él en el nombre de Jesucristo. Sin embargo, cuando sea posible, es preferible orar de rodillas, para presentarnos ante Él de manera sencilla, humilde y sumisa, reconociendo nuestra nulidad de meros mortales. El proprio Señor Jesucristo oró de rodillas, como se puede ver en:
“Y cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos como a un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,” (Lucas 22:40 y 41)
De hecho, orar de rodillas era la práctica de los hombres santos y se encuentra registrado en textos bíblicos, tanto del Antiguo Testamento (AT) como del Nuevo (NT), como figura a continuación:
1) “Y fue, que cuando acabó Salomón de hacer al Señor toda esta oración y súplica, levantóse de estar de rodillas delante del altar del Señor con sus manos extendidas al cielo;” (1 Reyes 8:54)
2) “Y al sacrificio de la tarde levánteme de mi aflicción; y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, postréme de rodillas, y extendí mis palmas al Señor mi Dios,” (Esdras 9:5)
3) “Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante del Señor nuestro hacedor.” (Sal 95:6)
4) “Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que estaban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios, como lo solía hacer antes.” (Dan 6:10)
5) “Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.” (Hechos 7:60)
6) “Entonces echados fuera todos, Pedro puesto de rodillas, oró; y vuelto al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y viendo a Pedro, incorpórese.” (Hechos 9:40)
7) “Y habiendo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos.” (Hechos 20:36)
8) “Y cumplidos aquellos días, salimos acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos;” (Hechos 21:5)
9) “Y cuando ellos llegaron al gentío, vino a él un hombre arrodillándose delante de él,” (Mat. 17:14)
10) “Y un leproso vino a él, rogándole; y arrodillado, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.” (Mar. 1:40)
11) “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que a mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.” (Rom. 14:11)
12) “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,” (Efe. 3:14)
13) “Para que en el nombre de Jesus se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra;” (Fil. 2:10)
Vuestros hermanos en Jesucristo,
Consejo de los Ancianos más Antiguos de Brasil